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Un extracto de la nueva biografia de Martin Gore
Depeche Mode - Martin L. Gore
Escrito por Ana Soto   
Lunes, 30 de Agosto de 2010 19:01

MLG 

Fuente: depechemode.de

Este domingo, la página alemana depechemode.de ofreció a sus lectores un extracto de la biografía que está próxima a salir de sobre la figura de Martin Gore. Esta es una traducción de su artículo.

"El Berlín de los años 80 fue el Berlín de Martin Gore"

Queridos amigos y visitantes de depechemode.de, a partir de hoy les presentamos en exclusiva extractos de la nueva biografía de Martin Gore titulda "Insight, Martin Gore y Depeche Mode: A Portrait", que a partir del 20 de septiembre de 2010 estará disponible. Durante los próximos tres domingos le daremos una probadita del libro que a diferencia de otras biografías se centra en el fenómeno individual y arroja luz sobre la persona de Martin Gore por separado. Incluso los fans más apasionados encontrarán nueva información en el libro,  según nos aseguró Plauk Dennis, uno de los autores, en una entrevista.

¡Diviértete con el primer extracto! Estas son las primeras páginas del libro.

Del capítulo "Encuentros"

Primera reunión, 7 de septiembre de 2005. En camino a ver a Martin Gore por las calles bañadas de sol de Berlín, paso junto a sudorosas personas que maldicen el increíblemente caliente verano en sus adentros; cruzo la Potsdamer Platz hacia el pálidamente iluminado vestíbulo de unos muy costosos y muy discretos hoteles. Frío mármol, pesados candelabros, hombres de negocios,  sumidos en sus sillones, absortos en sus periódicos: es el cierre de campaña para las elecciones federales, Merkel contra Schröder.

En Nueva Orleáns, mientras tanto, se lucha por la supervivencia, ha pasado más de una semana tras el huracán Katrina y la ciudad sigue en estado de emergencia. Y aquí, en Berlín, se quejan del clima. El hombre de recepción llama a un botones, el botones nos lleva al elevador, el cual nos arroja a un largo pasillo algunas pisos arriba. Al final del pasillo nos espera la representante de la disquera. "Un momento", dice, "Martin estará listo."

 

Cinco minutos más tarde, ella misma abre la puerta de la suite y nos hace pasar.  En medio de la habitación está Martin Gore sentado al piano improvisando, su cabeza gira al otro lado de donde estamos, hacia el gran ventanal por donde penetra la luz blanquecina del sol de mediodía. A primera vista, parece que le que disfruta la perspectiva del elevado complejo de la Potsdamer Platz. Pero Gore tiene los ojos cerrados mientras toca. Tal vez recuerda cómo se veía ese lugar en el momento en que lo conoció, hace más de 20 años: cuando no era el lugar de juegos de arquitectos, pero tampoco había nadie a la sombra del muro. Inconcluso, como la bella y agridulce melodía que fluye directamente de sus dedos. En algún otro lugar de Berlín, en los bares de músicos de Kreuzberg o en el departamento de su entonces novia alemana, le llega una sensación especial entre el estallido y la decadencia de una ciudad dividida de cerca.

 

El Berlín de los años 80 fue el Berlín de Martin Gore. Hoy, sólo está aquí como turista, una superestrella de paso. En aquellos días, Gore fue acogido en Berlín, el contraste con su ciudad natal de Basildon en el este de Inglaterra, pequeña y muy cercana para él, fue lo que más que vio con Depeche Mode en el mundo. Pronto cambió el puritanismo de su joven amor inglés por el ímpetu de una chica alemán que amaba salir de noche; la claustrofobia paralizante de Basildon contra el caos vigorizante de Berlín. Ese lugar y ese momento dieron forma a su extravagante apariencia, la cual parecía en contradicción con su carácter introvertido, para algunos incluso en conflicto con su orientación sexual.

Y como si Gore, padre de tres hijos, evocara el espíritu de esos días por última vez, esta mañana la parte superior de su pequeño pero fornido cuerpo luce una apretada y semi-transparente camiseta y sus uñas están pintadas de negro. Durante unos minutos las desliza sobre el teclado, golpeando las teclas blancas un poco más que las negras. Las tonalidades menores, dice, son más fáciles para él para escribir que las mayores. Apasionado. Abre los ojos, mira debajo de sus largos y rubios rizos. "Dije que no", dice de manera remarcada, y quizá no es mentira.

Gore pide que la entrevista sea en una mesa en la habitación contigua... ....

El próximo el domingo lee el siguiente extracto: "Música para la clase trabajadora"